Esta era la segunda intentona en tres días de visitar Le Mont Saint-Michel. La primera vez estaba tan lleno el parking que después de esperar cerca de una hora desistimos y nos volvimos a nuestro destino en Percy. En esta segunda oportunidad, a pesar de que el parking estaba bastante ocupado aun quedaban algunos lugares libres.
La historia de mont Saint-Michel nos retrotrae al año 708, cuando del obispo d Avranches Aubert d'Avranches ordenó construir en el Monte Tombe un santuario en honor de el Arcángel San Miguel.
En el año 966 bajo el auspicio de Ricardo I duque de Normandía se establece en este lugar una orden benedictina erigiendo sobre el santuario un nuevo monasterio con su consiguiente abadía, alcanzando pronto un punto neurálgico de peregrinación y de cultura medieval donde se escriben y conservan gran cantidad de manuscritos, llegando a conocerse como la ciudad del libro.
Muchas han sido las reconstrucciones y transformaciones que ha sufrido la abadía debido a diversas causas como incendios o derrumbamientos, sobre todo teniendo en cuenta que la iglesia abacial construida a ochenta metros de altura, se encuentra soportada por una plataforma de ochenta metros de longitud que alberga a su vez a cuatro criptas apoyadas sobre la roca.
Su situación entre Bretaña y Normandía y al estar rodeada de una muralla y torres, hacen de este lugar un enclave estratégico perteneciente al Ducado de Normandía, teniendo un papel importante durante la guerra de los cien años entre franceses e ingleses, resistiendo el asedio de estos últimos durante treinta años.
Durante los siglos XVII y XVIII el lugar estuvo abandonado hasta que en 1811 por un decreto imperial pasó a convertirse la abadía en prisión de presos políticos y comunes hasta 1863 que fue cerrada. Fue declarada Monumento Histórico en 1874 iniciándose una larga reconstrucción. En 1979 fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Caminando por sus estrechas calles y después de subir alguna que otra escalera, nos encontramos ubicada en la calle principal con la Iglesia Parroquial de San Pedro, que según la tradición fue fundada por Saint Aubert en el siglo VIII. En un principio de estilo románico, debido a diversas reconstrucciones solo conserva del mismo los pilares con travesaños a la entrada del coro. Desde 1886 se celebra el culto de San Miguel después de que el obispo de Coutance lo trasladase desde la iglesia abacial.
En el interior podemos observar entre algunos que oros elementos la estatua de san Miguel traída como se ha dicho anteriormente de la iglesia abacial, representado por un soldado romano matando a un dragón con la espada en la mano derecha y el escudo en la izquierda.
Poco a poco fuimos subiendo hasta llegar a la Iglesia abacial cuya nave se empezó a construir en el año 1060 en estilo románico, sin embargo debido a diversos accidentes en la actualidad presenta diferentes estilos arquitectónicos. Terminada la visita a este lugar continuamos por el cercano claustro en cuyo centro se encuentra un pequeño jardín medieval creado en 1966 por el monje benedictino Bruno de Senneville.
Como peculiaridad este claustro tiene doble arcada existiendo tres de sus arcos que dan al mar y al gran vacio, que según estudios se construyeron como entrada a la sala capitular aunque esto no se llevó a cabo. A pocos metros del claustro nos en encontramos con el gran refectorio ubicado en una espectacular sala y a un lado de la misma nos encontramos con la cocina y sus inmensas chimeneas.
En este nivel es desde donde se tienen las mejores vistas de los alrededores del monte.
Desde este nivel que es el más alto de la abadía, bajamos por unas escaleras para ver las criptas que sujetan el nivel antes visitado, encontrándonos con la cripta de los grandes pilares. Esta cripta de diez pilares fue construida en 1446 en sustitución de otra anterior románica, para la elevación del nuevo coro gótico que sustituyó a otro románico que se derrumbó en 1421. de las diez columnas, ocho tienen una circunferencia de cinco metros y las dos centrales mas delgadas son las que sostienen el altar mayor.
Terminada esta última visita nos dispusimos a bajar por las escaleras y calle que habíamos subido para dirigirnos al parking y volver a Percy.
Una imperdible experiencia dentro de Europa aunque para su visita es recomendable escoger un día entre diario y ademas procurando que no sea festivo en Francia, la cantidad ingente de vehículos tratando de encontrar aparcamiento te puede hacer desistir de la visita.