En el término municipal de Meco se han hallado restos correspondientes a las manufacturas de la industria lítica, lascas y otras piezas de silex que se pudieran datar en una época anterior al Neolítico, así mismo se han podido constatar por hallazgos en diversos yacimientos la presencia de culturas del Neolítico y de la Edad del Hierro tanto en su fases I y II, concretamente correspondientes a esta última fase cabe mencionar los hallazgos en el yacimiento de Fuente de Arriba, entre los mismos se encuentran cerámica grabada de signo carpetano así como cerámica del tipo terra sigillata propia de la cultura romana, esto último viene a constatar un primer asentamiento en el lugar anterior a la reconquista, que se pudieran corresponde con una villa o finca de labor romana.

Referente al periodo visigodo no se tiene constancia de el mismo en esta localidad, toda vez que en las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo no se han encontrado algún vestigio que pudiera habilitar la presencia visigoda. Aunque sin que exista un consenso total entre los historiadores, la mayoría coinciden en que el origen de Meco es musulmán, dando lugar al origen de su nombre como se ha mencionado en el apartado correspondiente.

Después e la reconquista de Toledo llevada a cabo por el rey Alfonso VI, Meco pasa a formar parte del común de villa y tierra de Guadalajara. En 1129 el arzobispo de Toledo Bernardo de Sedirac recibe en donación por parte del rey Alfonso VII la villa de Alcalá y sus villas aldeas, entre las que se encontraba Meco. Con la llegada de los almohades y la derrota sufrida por el rey Alfonso VIII en Alarcos a manos de los mismos, el mencionado rey reclama ayuda para su posterior reconquista a Segovia a cambio de la entrega de algunas villas correspondientes al alfoz de Alcalá de Henares, excepto la villa de Meco que queda en manos del arzobispado de Toledo. No obstante todas estas villas entregadas a Segovia, pasan otra vez a depender del mencionado arzobispado después de la victoria del mismo rey ante los almohades en la batala de las Navas de Tolosa en 1212.

Posteriormente el rey Juan II de Castilla en 1430 entrega Meco y Miralcampo a Iñigo López de Mendoza, I Marqués de Santillana. Ambas localidades pasaran más tarde a formar parte del Mayorazgo del segundo de sus hijos Iñigo López de Mendoza y Figueroa, I Conde de Tendilla. El hijo y sucesor de este último, Iñigo López de Mendoza y Quiñones, añade al mayorazgo el título de Marqués de Mondéjar, por compra de esta villa a los Reyes Católicos. El final del siglo XV llega con un hecho transcendental tanto para Alcalá y los pueblos de la baja campiña del Henares, entre ellos Meco: la fundación de la Universidad de Alcalá en 1499 por parte del Cardenal Cisneros, convirtiendo a Alcalá en la villa de mayor renombre de España, y por tanto en el lugar de residencia preferido por la élite intelectual del humanismo, trayendo con ello una gran prosperidad ya no solo a Alcalá, sino a los pueblos de la zona por la alta demanda de productos alimenticios.

El siglo XVI a pesar de de la epidemia de 1507 que diezmó a la población de Meco, se inicio con un gran auge de población. La situación geográfica intermedia de Meco entre las Comunidades de Villa y Tierra como Alcalá y Guadalajara, será objeto de frecuentes enfrentamientos entre las mismas a causa de disfrutar de los pastos y tierras comunales de Meco. En este siglo, concretamente en 1561 se trasladó la capitalidad de España a Madrid, originando un aumento de población en esta última villa muy importante, lo cual llevo implícito una gran demanda de grano, sobre todo de trigo, dejando como consecuencia de lo mismo un cambio en los terrenos quitando la vegetación con la que se alimentaba el ganado, removiendo las tierras para la plantación de cereales y vid, siendo aplicada esta práctica en toda la campiña del bajo Henares en detrimento de la actividad ganadera.

El inicio del siglo XVII viene dado por el final del hasta entonces periodo de prosperidad disfrutado. Durante todo este siglo sobre todo en su final, debido a diferentes circunstancias, entre las que se encuentran la política imperial de Felipe II, la gran sequía que provoco una pérdida muy importante de las cosechas y una nueva epidemia de peste, Castilla se vio asumida en una profunda crisis, acrecentada además por el flujo migratorio de la población rural a las ciudades y colonias americanas.

A mediados del siglo XVIII Meco ve agrandada sus superficie con la adhesión del despoblado de Miralcampo, que igualmente había pertenecido al Marqués de Mondéjar, aunque su despoblación ya había tenido lugar a principios de este siglo. El siglo XIX concretamente en 1812, las Cortes de Cádiz promulgaron la desaparición de los señoríos territoriales. Anteriormente en 1801 la jurisdicción de Madrid quedó dividida en dos partidos administrativos, Madrid y Alcalá que quedó separado de la intendencia de Toledo, quedando Meco incluido en este último. En 1856 llega a Meco el ferrocarril como parte del primer tramo hasta Guadalajara, de la línea férrea Madrid-Zaragoza, aunque no sería hasta años después cuanto se hizo un camino vecinal desde el núcleo principal de Meco hasta el apeadero que posteriormente se convirtió en estación. El hecho de la llegada del ferrocarril no solo supuso para Meco un gran avance para la exportación de la producción de cereal y transporte de personas hacia la capital, sino que fue igualmente beneficioso para todos los pueblos de alrededor.

Posteriormente en el siglo XX, entre los años 1913 y 1926 se construye la carretera que unía a Meco con Alcalá de Henares, que refuerza todavía más la comunicación y transporte de mercancías. Los avances en la comunicación deriva en un mayor dedicación a la agricultura, especialmente el cultivo de trigo, que aparte de transportar el grano hasta Madrid, igualmente se transportaba harina y pan elaborados en Meco. Con la concentración parcelaria promovida entre los años 50 y 60 del siglo XX, que en un principio pretendía mejorar la producción agrícola, produjo que las tierras de mayor extensión derivadas de la concentración mencionada, adquirieran una gran revalorización al estar situadas próximas al ferrocarril o la carretera nacional II, sobre todo para industrias e inmobiliarias lo que conllevaría la invasión de gran parte de suelo agrícola, hasta llegar en algunos casos un alto deterioro medioambiental con la creación de industrias para la fabricación de cemento. En los años 90 comienza verdaderamente la expansión de nuevas viviendas en distintas colonias o urbanizaciones alrededor del casco antiguo, pero curiosamente sin dañar a este último. Por consiguiente la principal actividad económica se ve derivada al sector servicios y de la construcción.

VISITAS DE INTERÉS

Iniciamos nuestro paseo en la Plaza de la Constitución donde se encuentra el edificio del antiguo ayuntamiento en la actualidad sede la policía local, levantado en el siglo XVII. Se trata de una construcción de dos plantas totalmente simétrica y cubierta a cuatro aguas.

En la planta baja se encuentra el portalón de entrada adintelado con dos ventanales enrejados a cada lado. En la planta superior se encuentra encima del portalón el clásico balcón desde donde se oficia el pregón del principio de las fiestas patronales, y tres ventanales a cada lado igualmente abalconados.

La plaza fue totalmente remodelada en el año 2018 con un presupuesto de 800.000€, siendo peatonal con una fuente transitable formada por chorros de agua que salen del suelo. Así mismo se han creado dos zonas de bancos, una de las mismas alrededor de un viejo pino para aprovechar su sombra en verano y la otra cerca del muro de la iglesia donde en invierno se agradece el estar sentados cuando el día es soleado.

En la misma Plaza de la Constitución se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Su construcción se inicia en la primera mitad del siglo XVI, con el fin de sustituir a otra ubicada en el mismo lugar con el fin de ampliarla y dar cobijo a un mayor número de feligreses, dado el crecimiento demográfico que se estaba produciendo.

En 1579 se tienen los primeros datos documentales sobre Meco; de esta fecha data la Relación de la Villa de Meco confeccionada por el escribano Juan Dorado, por encargo de Felipe II. En la misma aparece escrito el inicio de una nueva iglesia alrededor de 1540.

El templo tiene planta de salón con tres naves, dividida en cinco tramos transversales marcados por cuatro pares de columnas toscanas que soportan el peso de las bóvedas de crucería nervada y se apoyan en arcos fajones de medio punto en la calle central, y apuntados en las laterales, descansando su empuje sobre contrafuertes exteriores. La cúpula situada sobre el crucero se encuentra apoyada sobre `pechinas y decoración barroca con yeserías y medallones de pinturas, que se alternan con los óculos abiertos a la misma altura para proporcionar la luz del exterior. Así mismo en el interior y situada a los pies del templo, se encuentra una tribuna que se apoya sobre una arco carpanel que abarca la anchura de la nave central, y dos de medio punto rebajado en las naves laterales. La tribuna se encuentra protegida por una balaustrada de piedra labrada.

En el exterior se puede apreciar como el alzado de la nave presenta cinco ventanas rasgadas y jambas biseladas situadas en el centro de cada uno de los contrafuertes. La torre adosada al lado izquierdo de la cabecera se encuentra compuesta por cuatro cuerpos separados por impostas se levantó en el siglo XVII. Se encuentra construida con gruesos muros de ladrillo con refuerzos de sillería en las esquinas. En el último cuerpo o campanario, se encuentra dos vanos de arco de medio punto en cada uno de sus lados donde se alojan las campanas. Se encuentra rematada con un chapitel levemente curvado, una pequeña linterna, bola y cruz.

El acceso al interior se efectúa por la facha norte mediante una portada de granito, de estilo herreriano, con puerta adintelada flanqueada por columnas corintias. En la fachada sur se encuentra el acceso habitual compuesta por una portada con dintel y sobre el mismo una hornacina de medio punto que cobija a la Virgen de la Asunción. Todo el recinto se encuentra rodeado por un atrio cercado por una barbacana, levantada al comienzo de las obras para salvar el desnivel existente.

Salimos de la Plaza de la Constitución por la calle del Ave María para dirigirnos a la Calle Mayor y ver algunas de las casas levantadas durante el siglo XVIII. De las muchas que hay, nos paramos frente a la que existe en el número 26, levantada con muros de ladrillo y tapial, y teja cerámica curva en la cubierta. La fachada como se puede apreciar muy deteriorada presenta cuatro huecos verticales de diferentes dimensiones, encontrándose la entrada entre las dos ventanas mayores, cerradas todas ellas con reja antigua de forja.

La portada muy sencilla presenta jambas y dintel de piedra caliza donde se encuentra grabada la fecha de su construcción AÑO - AVE MARIA - DE 1784, sobre el mismo se encuentra el escudo de Meco.

Nuestra visita continúa camino por la calle Mayor hasta encontrarnos con la glorieta existente a principio del Parque de la Alameda del Verdoso, donde dejamos el coche al llegar, remodelado en el 2008 con una parte para pasear, otra con juegos para los más jóvenes y otra para un local de hostelería con una gran terraza.

Casi pegada al local mencionado se encuentra una fuente con abrevadero, totalmente construida de piedra caliza en 1907 , presenta un frente tipo mural irregular de donde un emerge un caño que deposita el agua en un pequeño pilón o pila existente, el cual mediante dos orificios perpetrados en el mismo desaguan en un primer pilón rectangular y este a su vez en un segundo. Se puede suponer que el agua de fuente serviría igualmente para el abastecimiento de los vecinos y los pilones de abrevadero.

Desde este último lugar nos dirigimos por el Camino de la Virgen de la Cabeza en paralelo ala carretera de Alcalá, para que a cabo de 400 metros nos encontremos con la Ermita de la Virgen de la Cabeza.

Construida en el siglo XVII de planta rectangular y una sola nave, cabecera recta de la misma anchura que la nave y un pequeño crucero. La entrada se efectúa a los pies del templo mediante portada colocada en un vano adintelado, recercado con moldura acanalada de piedra caliza, sobre la misma se abre un vano cuadrangular que ilumina la tribuna situada igualmente a los pies protegida con antepecho de barandilla de madera. El crucero esta cubierto por una cúpula sobre pechinas decorada con pinturas de signo barroco.

Retrocedemos hacia la calle Mayor para continuar por la calle del Cristo y llegar a la Ermita del Cristo del Socorro, datada en la segunda mitad del siglo XVIII entre 1751 y 1785, lo cual no significa que no pudiera haber habido otra ermita anterior en este mismo lugar.

Se trata de una construcción en su origen de planta cuadrada a la que posteriormente se le ha añadido en su lado izquierdo otro cuerpo de planta rectangular que actúa como sacristía, esto último se aprecia perfectamente en la fotografía igual que los contrafuertes. En su interior se puede ver la nave y capilla cubiertas por una bóveda con decoración neoclásica, estando separado el altar mediante un arco de medio punto enmarcado en alfiz. La entrada se efectúa por la cara oeste a través de una portada de doble arco de medio punto, dividido por un pilar central con capital decorado con un escudo. En la parte superior de esta portada, se encuentra una hornacina, igualmente de medio punto, que alberga una imagen de la Piedad.

El templo esta cubierto con tejado a cuatro aguas, de teja cerámica curva y rematado con cornisa de ladrillo. El campanil que se sitúa como remate encima de la fachada principal esta datado en el siglo XIX.

Para terminar la visita a Meco, continuamos por la Calle del Cristo para continuar hasta el cementerio municipal. En sus exterior frente al Punto Limpio se encuentra una interesante columna barroca en cuyo capitel se encuentran un conjunto escultórico con dos figuras que por su desgaste no pude saber de quienes se trataba. Con esta vista di por terminada mi visita a Meco.