Recogida de equipaje, desayuno y en marcha hacia Pisa a 254 kilómetros de Assisi, ya de vuelta para Madrid. Nuestra intención era parar lo mínimo en esta ciudad para conocer lo más imprescindible y continuar otros 355 kilómetros hasta Niza para hacer noche.
Llegamos a Pisa bastante pasado el mediodía y por supuesto sin la más remota idea de donde dejar el coche para ir a ver el punto principal de la ciudad, La Plaza del Duomo, Piazza del Miracoli o conocida también como Campo de los Milagros. Al final tuvimos suerte y encontramos muy pronto un parking público apenas a 500 metros de la mencionada plaza, aunque la fatalidad es que ese día tuve un ataque de gota en el pie izquierdo que casi no me dejaba caminar, sin embargo siendo consciente de que quizás esta sería la única ocasión que tendríamos para ver aquello, no tuve otro remedio que aparte de un fuerte calmante al dejar el coche, mucha voluntad para continuar nuestra andadura. Lo del ataque de gota no era el primero ni iba a ser el último que padeciese en nuestros viajes.
La citada plaza es quizás una de las más bonitas y cuidadas que hallamos podido ver por Europa, un césped eternamente verde y esmeradamente cuidadísimo contrasta con el blanco inmaculado de las construcciones existentes, no es muy difícil averiguar que es lo que primero fuimos a ver, verdad?, seguro que no os equivocáis, fue la famosa Torre inclinada.
Empezada a construir en 1173 se tuvieron que interrumpir los trabajos a causa del comienzo de la inclinación, debido a que el terreno iba cediendo conforme se iba levantando, los trabajos se reiniciaron en 1275 y duraron hasta mediados del siglo XIV.
Su estilo es románico con aproximadamente 56 metros de altura con ocho niveles, cada uno con quince columnas y arcos ciegos con algunos abiertos en seis de los niveles citados, acabando la construcción en un campanario, después de tener que subir 294 escalones.
En 1964 el gobierno italiano alarmó a la comunidad internacional del peligro inminente de su derrumbamiento debido a que su inclinación iba avanzando inexorablemente. Ante esto se puso en marcha un concurso para la presentación de estudios que si no la enderezasen, por lo menos que se pudiera detener el avance de la inclinación. Fue cerrada al público en 1990 y aperturada de nuevo en el 2001, habiéndose recuperado 4 centímetros de inclinación, al ritmo de 1-2 milímetros al año.
En nuestra visita no accedimos a subir a la misma debido en primer lugar a mi ataque de gota y luego por la larga cola primero para sacar los tickets y luego para acceder a subir, que según nos indicaron los vigilantes podía demorarse hasta cuatro horas.
A escasos metros de la torre nos encontramos con el Duomo o Catedral comenzada a construir en 1064 bajo los planos del arquitecto Buscheto di Giovanni Giudice con unas dimensiones de 100 metros de longitud y 54 metros de ancho. Fue consagrada por el Papa Gelasio II el 26 de septiembre de 1118.
La fachada principal de 35 metros de ancho y 34 metros de altura, esta formada por siete arcos ciegos, la puerta principal y dos puertas laterales en las que en su parte superior están unos Lunetos con el central más grande con la representación de la Virgen María, siendo obra de Giuseppe Modena Lucca. Por encima de los arcos y puertas citadas, se encuentran cuatro filas de galerías abiertas. La parte superior de la fachada se completa con la figura de la Virgen con el Niño y en las esquinas la figura de cada uno de los cuatro evangelistas. La fachada se terminó en el siglo XIII.
Por desgracia y por las prisas que nunca fueron buenas, nos quedamos sin acceder al interior.
El Baptisterio. Su construcción se inicio en 1152 en estilo románico por el arquitecto Deustesalvet, terminando las obras en el siglo XIV Nicola y Giovanni Pisano añadiendo la parte superior y la cúpula. Con sus 107,25 metros de perímetro es uno de los baptisterios independientes más importantes del mundo. Al igual que en el Duomo tampoco accedimos a su interior.
No nos podíamos ir de esta plaza sin ver por lo menos el exterior del Camposanto cuya pared consta de 42 arcos ciegos y un Tabernáculo sobre una de las puertas con la representación de la Virgen María con el Niño rodeados de 4 santos.
Terminada esta mini visita nos encaminamos a comer algo fuera de la ciudad para proseguir camino hasta Niza donde haríamos noche y a la mañana siguiente partida para Madrid con un recorrido desde esta última ciudad de 1.264 kilómetros, batiendo mi propio récord de kilómetros al volante seguidos. Para evitar la zona de Cataluña y la antipática AP7, el recorrido fue por Toulouse, Irún y Madrid. Fin de un viaje que fue de los primeros que realizamos por Europa.